Noticias
Yasser Belén Chahuán Cerna: madrugada del 13 de agosto de 2006
Por
Instituto Rafael A.
Publicado:
21 Agosto 2006
Leido 1148 veces
Cuando uno está delante de sus alumnos sabe a ciencia cierta que cada uno de ellos es un mundo diferente. Las maneras de hablar, de plantearse, de enfocar distintas realidades; cómo estudiar, cómo escribir, cómo rezar? Nuestros alumnos siempre son una sorpresa. Como adolescentes, uno los encasilla en el grupo correspondiente y los condiciona a una serie de reacciones que les son características?
es decir, les regala a cada uno una personalidad que no siempre define bien. En más de alguna oportunidad nos dan señales de que estamos equivocados o, al menos, de que no estamos en lo cierto. Los formadores habitualmente nos dejamos llevar por la sensación de estar posesos de la verdad y dejamos un ínfimo margen para que otro pueda ser su dueño. Tal es lo que me nace escribir acerca de mi experiencia con Yasser los dos últimos años. Las frases manidas, las palabras reiterativas y los discursos representativos de estas ocasiones que tienen por finalidad acallar manifestaciones de desconsuelo, amainar sollozos de dolor, calmar reacciones de incredulidad, en fin, entregar una palabra de aliento que viene de toda persona bien nacida, nunca antes cobraron tanto sentido y nunca antes encontré que tuvieran tanta razón. Extrañamente comprobé que, inmediatamente después de enterarme de la noticia del trágico fallecimiento de mi alumno, se agolparon en mi mente sólo recuerdos positivos, sólo situaciones agradables, exclusivamente la parte buena de la historia que me había, en suerte, correspondido compartir con él. ¿Qué podría significar esto Solamente que su paso fugaz por la Tierra había sido suficiente para sembrar, para demostrar que no hay que ser masa, que uno puede escapar a ella y que hay que saber seleccionar de entre las muchas posibilidades que nos ofrece la vida.
  Sus condiscípulos han prometido individual y grupalmente no olvidarlo, porque olvidar significa dejar de querer y hoy ellos aseguran que será difícil dejar de querer a quien fuera su líder, hasta su guía en la manera de pensar y de cómo plantear la realidad. La fuerza que demostraba, su constancia, el estoicismo con el que defendía lo que aseguraba que era válido y digno de seguirse o practicarse, quedará como una señal indiscutible e indeleble que esos camaradas de curso, de deporte, de carrete… no olvidarán, lo que, además, impedirá que dejen de querer a Yasser. Los padres, los familiares, los amigos, los compañeros, los profesores, la comunidad… todos estamos consternados; no es fácil encontrar la conformidad después de un violento despertar. Cuesta aceptar la raigambre de los sucesos que nos provocan estos cambios de la noche al día. Un ejemplo de esa fuerza que todos necesitamos, la tomamos de su familia, con el compromiso público que hiciera su mamá, nos están señalando que la vida continúa, que la historia se seguirá escribiendo, ojalá desde ahora con la experiencia que nos regala Yasser para ser cada día más entregados a la misión que a cada uno le corresponde. Termino reconociendo el don gratuito de Dios, por haber compartido estos dos años con Yasser Belén, que siempre soñó en cómo realizar su misión de la manera más justa, ecuánime y cercana posible. Ya no está presente. Sólo su recuerdo positivo y repleto de energía hará posible el consuelo que nos viene del mismo Dios.

Notas de Prensa




   

Publicado en:
© CONGREGACIÓN DE LOS HERMANOS MARISTAS
Ámbito de Diseño, Informática y Comunicaciones