Comenzamos la Eucaristía recordando qué estábamos haciendo cada uno de nosotros 14 años atrás, era el año 2005. Resulta que al mismo tiempo que nosotros vivíamos lo que acabamos de recordar, este grupo de jóvenes, eran unos niños. Niños y niñas pequeños que ingresaban a prekínder: usaban por primera vez un uniforme escolar y así, casi sin darse cuenta; iniciaban una aventura que los ha traído hoy hasta acá.

En el momento del ofertorio, alumnos de cuarto medio presentaron en el altar los polerones que los han identificado durante todo el año, con sus nombres, sus historias y sus vivencias, los ofrecen con esperanza el deseo de que el Señor produzca buenos frutos con ellos. Además, presentaron unos lápices de mina, símbolos del trabajo académico que han realizado y del próximo desafío que les espera. Serán bendecidos y entregados a ellos y ellas. La Familia Contreras Maldonado, de numerosos años en nuestro colegio y que ya nos deja este año como apoderados, ofrece los dones de Pan y Vino que se convertirán en cuerpo y sangre de Jesús.

Continuando con la emotiva Eucaristía, fuimos testigos del momento de la luz, signo que expresa el deseo que tenemos para con nuestros estudiantes: que sean siempre iluminados, que sean siempre luminosos. Sus tutores, los profesores Marcelo Oyarzo, Sandra Vicencio, Felipe Pacheco y Astrid Órdenes, reciben la luz en la vela que servirá para encender todas las demás, como testimonio de la tarea con que ahora egresan del colegio: ser luz en este mundo cada vez más turbulento y necesitado de esperanza.

Que Dios les bendiga siempre, Generación 2019.